Los cannabinoides. ¿Camino hacia la farmacoterapéutica?

EDITORIAL

 

Los cannabinoides. ¿Camino hacia la farmacoterapéutica?

 

Cannabinoids. Towards Pharmacotherapeutic?

 

 

Rogelio Alberto Fernández Argüelles

Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nayarit, México.

 


 

 

Mariguana y cannabis son términos que se usan indistintamente, sin embargo técnicamente hablando, cannabis es un género botánico y mariguana la droga psicoactiva que se obtiene principalmente de las especies Cannabis indica L y Cannabis sativa Lam.1 Los términos se confunden en contextos de legalidad, aceptación o rechazo social y uso recreativo o medicinal.

La discusión mundial sobre la legalidad del uso recreativo y los beneficios del uso medicinal de la mariguana introduce el tema en una compleja matriz de influencias y determinantes sociales, sanitarias, clínicas, toxicológicas, financieras, agrobotánicas, legales y éticas. Los puntos de vista son variados y frecuentemente opuestos, pero hay certeza global de que la discusión no debe evadirse.

Los gobernantes, legisladores y científicos están tratando de responder preguntas fundamentales antes de tomar decisiones sobre la legalidad del cultivo y utilización de la mariguana y sus derivados. La decisión no es simple, los intereses son globales y trascendentales: la mariguana, cuyos consumidores sumaron 183 millones en 2014,2 sigue siendo la droga de consumo más frecuente en el mundo con un valor de mercado de más de 140 mil millones de USD.3

En los últimos 30 años las investigaciones científicas han aportado datos y conocimientos importantes que aclaran el origen de las creencias populares sobre los efectos medicinales y psicotrópicos de esta planta. Al igual que el opio en su momento, la mariguana ha comenzado a despojarse de sus misterios y mitos. El opio, obtenido del Papaper somniferum L., ha aportado a la terapéutica los opiáceos: morfina, codeína, papaverina, tebaína, noscapina entre otros; el cannabis por su parte contiene fitocannabinoides o cannabinoides naturales, principalmente en las hojas y brotes florecidos.4

Hasta la década de los 80s del siglo XX el término "cannabinoide" hacía referencia a los compuestos presentes en el género cannabis. Hoy día, el término se aplica también a los ligandos endógenos de los receptores homónimos.

Desde las últimas décadas del siglo XX, la Farmacología y la Biología Molecular se han encargado de explicar la actividad de los derivados de la marihuana; ligandos endógenos y receptores conforman el sistema endocannabinoide endógeno (SEC).

El SEC es la base biomolecular para las investigaciones farmacológicas básicas, la síntesis de derivados más eficientes y seguros y la explicación científica de los efectos y reacciones adversas de los componentes cannabinoides de la mariguana. El SEC de manera general incluye: 5

ü Los endocanabinoides, eicosanoides derivados del ácido araquidónico, anandamina y 2 araquinoilglicerol y otros.

ü Las enzimas que sintetizan y degradan los endocannabinoides.

ü Los receptores CB1 y CB2, acoplados a proteína G. El CB1 clonado por primera vez en 1990 y CB2 clonado en 1993. El CB1 se encuentra principalmente en el cerebro y el sistema nervioso central y es la principal diana de los ligandos endocannabinoides y el CB2 situado fundamentalmente en los sistemas inmune y hematopoyético.

El SEC es una diana terapéutica involucrada en diversos procesos patológicos y fisiológicos, por lo que la síntesis de nuevos agonistas y antagonistas cannabinoides es un tema de interés comercial y sanitario.4 En este punto confluye la naturaleza con la síntesis química; la industria farmacéutica trata de imitar todas estas sustancias que tienen afinidad por receptores y presentan un potencial comercial.

Varios estudios apoyan la evidencia de que el SEC y las sustancias cannabimiméticas y cannabilíticas podrían tener potencial terapéutico en numerosas enfermedades y cuadros clínicos que van desde trastornos neurológicos, dolor, aterosclerosis, memoria, fertilidad, apetito, obesidad, síndrome metabólico, cáncer y enfermedades cerebro-vasculares, entre otros.5

La popularidad de la mariguana como droga recreativa se debe a su capacidad de alterar la percepción sensorial y causar elevación del ánimo y euforia. Sin embargo, la capacidad de producir efectos medicinales no relacionados con sus propiedades psicoactivas ha sido reconocida desde el tercer milenio antes de Cristo; los textos chinos describen su utilidad en el alivio de dolor y calambres.

El uso de cannabis o hashish como sustancia psicoactiva se diseminó en Europa y América a través del mundo árabe en el siglo XIX. El uso medicinal de los extractos de esta planta había logrado un uso muy extendido hasta 1937 cuando se trató de frenar su comercialización en Estados Unidos por medio de la Marihuana Tax Act justificada en los daños causados por su abuso.6

La mariguana posee más de 60 fitocannabinoides pero el más probadamente psicoactivo es el l-estereoisómero de Δ9-tetrahidrocannabinol (delta 9 THC) cuya denominación común internacional (DCI) como fármaco es dronabinol. Este nombre se aplica sólo a una de las variantes estereoquímicas del delta 9 THC, a saber, el (-)-trans-delta-9-tetrahidrocannabinol.4 Esta sustancia tiene una importante actividad antiinflamatoria y analgésica y una potente psicoactividad, base del uso recreacional y principal obstáculo para la aceptación social y legal de la mariguana.

Una vez desvelada la estructura de esta sustancia en los años 60s del siglo pasado se han sintetizado sustancias similares y análogas con estructuras y efectos diferenciados con el objetivo de disminuir la psicoactividad y mantener otras propiedades terapéuticas. Un camino interesante es obtener derivados hidrosolubles con menor actividad en el sistema nervioso central.4

El ácido ajumélico es un metabolito del THC que presenta potencial terapéutico libre de actividad cannabimimética en el sistema nervioso central. El cannabidiol, otro constituyente de la mariguana tiene una bien documentada actividad como ansiolítico, anticonvulsivante, antinauseoso, antinflamatorio y anticanceroso.5

La evidencias sobre la efectividad de la mariguana y los cannabinoides en el dolor neuropático es irregular e introduce dudas que seguramente serán aclaradas en futuras investigaciones.7 Por otro lado las evidencias sobre los daños a la actividad cerebral son amplias y contundentes.8 Es la tradicional evaluación beneficios-daños que se realiza a todos los fármacos.

La legislación sobre el cultivo, utilización y comercialización está siendo discutida o ha cambiado en una lista importante de países como India, Uruguay, Estados Unidos, Argentina, Jamaica, Canadá, Republica Checa y México, sería importante que en estos trabajos se manejaran de forma contundente todos los argumentos con que se evalúa la racionalidad de los recursos terapéuticos: efectividad, seguridad y costos y en este aspecto se incluyeran más allá de los costos financieros los costos sociales de la despenalización de esta droga.9

El camino de la mariguana para recuperar un rol en la farmacoterapéutica se encuentra en una disyuntiva parecida a la que se tuvo con el opio en su momento; por un lado el cultivo y comercialización de la planta y de sus extractos o resinas con todos los componentes, incluyendo los psicoactivos y su potencial generación de adicción y por el otro la obtención de derivados sintéticos o semisintéticos con poca o nula psicoactividad y alta potencia terapéutica. El opio y sus preparaciones tiene una utilización terapéutica mínima, sus derivados han ocupado ese lugar, aunque desafortunadamente se sigue comercializando en gran escala como droga ilícita ¿Se introducirán ampliamente los cannabinoides en la terapéutica y desplazarán a la mariguana en su utilización medicinal? La Farmacología y la Farmacoepidemiología deben aportar datos que ayuden a tomar decisiones mediante la evaluación del balance beneficios-daños-costos.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. The International Plant Names Index (IPNI) 2015.[citado: 13/07/2016]. Disponible en: http://www.ipni.org/index.html

2. UNODC United Nations Office on Drugs and Crime. World Drug Report 2016. [citado: 11/07/2016]. Disponible en: http://www.unodc.org/wdr2016/

3. Havocscope Black Market. Substance Abuse Statistics. [citado: 11/07/2016]. Disponible en: http://www.havocscope.com/global-marijuana-market-value-and-users/

4. Moreno L. Síntesis y estudio de nuevos compuestos cannabinoides hidrosolubles. Tesis doctoral. Universidad Autónoma de Madrid. 2012. [citado: 11/07/2016] Disponible en: http://www.tdx.cat/handle/10803/358753

5. Pacher P, Bátkai S, Kunos G. The Endocannabinoid System as an Emerging Target of Pharmacotherapy Pharmacol Rev. 2006 September; 58(3):389-462. [citado: 08/07/2016]. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2241751/

6. Whitebread C. The History of the Non-Medical Use of Drugs in the United States. [citado: 10/07/2016].Disponible en http://druglibrary.net/schaffer/History/whiteb1.htm

7. Petzke F, Enax-Krumova EK, Häuser W. Efficacy, tolerability and safety of cannabinoids for chronic neuropathic pain: A systematic review of randomized controlled studies. Schmerz. 2016 Feb;30(1):62-88.

8. Macdonald A I, Pappas K. Why not pot ? A Review of the Brainbased Risks of Cannabis. Innov Clin Neurosci. 2016 [citado: 10/07/2016];13(3-4):13-22. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4911936/

9. Livingston S. Global Ganja: Medical Marijuana Around the World Sep 23, 2015. [citado: 11/07/2016]. Disponible en: https://buymyweedonline.ca/medical-marijuana/global-ganja-medical-marihuana-around-the-world/

 

 

Recibido: 17 de julio de 2016
Aprobado: 23 de julio de 2016

 

 

Rogelio Alberto Fernández Argüelles. Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nayarit, México. Dirección electrónica: drrogeliofarma@gmail.com

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